“Es cierto que Jesús no
dudaría en tratar con firmeza e incluso con aspereza, cuando fuese necesario,
la obstinación y la rebelión contra la Palabra de Dios; pero Él iba a ser,
sobre todo, el anunciador de la “buena nueva a los pobres” y
con sus obras y prodigios revelaría la voluntad salvífica de Dios, Padre misericordioso.”
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