miércoles, 30 de octubre de 2024

El peligro de ser un sacerdote “asimilado”

 El criterio más válido de autenticidad sacerdotal en la semejanza con Cristo, "Buen Pastor" y el modo más eficaz de actualizar una presencia "significativa" entre los hombres de hoy, en el compromiso de ofrecer a los otros el testimonio de una personalidad sacerdotal que sea para todos "un claro y límpido signo a la vez que una indicación" ……., no es cediendo a las sugestiones de un fácil aseglaramiento expresado o en el abandono del traje eclesiástico o en la asimilación de costumbres mundanas o tomando un oficio profano; no es éste el camino para acercarse eficazmente al hombre de hoy. Esta asimilación quizá podría dar la impresión, a primera vista, de una facilidad de contacto; pero, ¿para qué valdría, si hubiese de ser "pagada" con la pérdida de la función específica evangelizadora y santificadora que hace del sacerdote la sal de la tierra y la luz del mundo? El peligro de que la sal se vuelva insípida o de que la luz sea sofocada, ya lo admitió claramente como hipótesis Jesús en el Evangelio (Mt 5, 13-16). ¿Para qué serviría un sacerdote "asimilado" al mundo de tal forma que se convirtiera en elemento disfrazado del mismo y no ya en fermento transformador?

miércoles, 23 de octubre de 2024

En qué consiste la educación católica

 

La educación católica consiste sobre todo en comunicar a Cristo, en coadyuvar a que se forme Cristo en la vida de los demás. Como dice el Concilio Vaticano II, los que han sido bautizados deben hacerse más conscientes cada día del don de la fe recibida, aprender a adorar a Dios Padre en espíritu y en verdad, formándose para vivir según el hombre nuevo en justicia y en la santidad de la verdad (cf. Gravissimum educationis, 2). Estos son sin duda alguna objetivos esenciales de la educación católica. El proponérselos e impulsarlos da sentido a la escuela católica, y pone en evidencia la dignidad de la vocación del educador católico. Sí, se trata ante todo de comunicar a Cristo y ayudar a que su Evangelio ennoblecedor eche raíces en el corazón de los creyentes. Por ello, sed fuertes al perseguir estos objetivos. La causa de la educación católica es la causa de Jesucristo y de su Evangelio al servicio del hombre.

(del Mensaje de JuanPablo II a la Asociación Nacional de Educadores católicos de los Estados Unidos,16 de abril de 1979)

miércoles, 9 de octubre de 2024

Contribuir a construir la Iglesia : el Cuerpo de Cristo

 

Cada uno de nosotros, en el ámbito de la sociedad, pero particularmente en el ámbito de la Iglesia, tiene una vocación y una responsabilidad. Cada uno de los cristianos en la comunidad del Pueblo de Dios debe contribuir a la construcción del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Este es el "servicio real" del que habla el Concilio Vaticano II (Lumen gentium, 36), en virtud del cual, no sólo el Papa, los obispos, los sacerdotes, sino todos los cristianos, vale decir, los esposos, los padres, las mujeres y los hombres de condiciones y profesiones diversas, deben construir su vida…

(del discursode Juan Pablo II a los agentes de policía – 14 de abril de 1979)

lunes, 7 de octubre de 2024

Que es el Rosario?

 

¿Qué es el rosario? Un compendio del Evangelio. Nos hace volver continuamente a las principales escenas de la vida de Cristo, como para hacernos "respirar" su misterio. El rosario es un camino privilegiado de contemplación. Es, por decirlo así, el camino de María. ¿Quién conoce y ama a Cristo más que ella?

(deldiscurso de Juan Pablo II en su peregrinación al Santuario Mariano de Pompeña –7 de octubre de 2003)

viernes, 4 de octubre de 2024

La alegría de un corazón cristiano

(…) el servicio auténtico del cristiano se califica e base a la presencia operante de la gracia de Dios en él y a través de él. La paz en el corazón del cristiano, por tanto, está unida inseparablemente a la alegría, que en griego (chará) es etimológicamente afín a la gracia (cháris). Toda la enseñanza de Jesús, comprendida su cruz, tiene precisamente esta finalidad: "para que yo me goce en vosotros y vuestro gozo sea cumplido" (Jn 15, 11). Cuando la alegría de un corazón cristiano se derrama en los demás hombres, allí engendra esperanza, optimismo, impulsos de generosidad en la fatiga cotidiana contagiando a toda la sociedad.

jueves, 3 de octubre de 2024

«Iglesia de Dios, ¿qué dices de ti misma?» (Concilio Vaticano II)

 Necesitamos hombres que tengan un conocimiento profundo de los problemas del hombre y del mundo; pero tal conocimiento no se podrá detener en el nivel puramente humano y profano: deberá basarse sobre todo en la "ciencia de la fe", aún más, deberá surgir de una actitud precisa de fe, de un ejercicio activo de fe, que significa comunión y coloquio con el Verbo mismo de Dios, el Maestro que enseña y dicta ab intus: «El que es consultado y enseña es Cristo del que se ha dicho que habita en el hombre interior, esto es, la inmutable virtud de Dios y su eterna sabiduría» (San Agustín, De Magistro, 11, 38; PL 52, 1216; cf. Ef 3, 16; 1 Cor 1, 24)

[…]

no le es lícito al Pueblo de Dios retrasarse, detenerse o retroceder. La Iglesia debe caminar en la historia con los ojos dirigidos atrás (Ecclesia retro-oculata), y al mismo tiempo hacia adelante (Ecclesia ante-oculata); pero sobre todo fijos en lo alto, hacia Cristo, su Señor (Ecclesia supra-oculata): levatis ad Dominum oculis... Efectivamente, de lo alto, de El, le viene la inspiración, la fuerza, la resistencia, la valentía. Y, ¿cómo podrían quedar inertes los miembros del Pueblo de Dios?

(del discurso de  Juan Pablo II a los profesores, superiores y alumnos de los centros romanos de estudios académicos  -  4 de abril de 1979

miércoles, 2 de octubre de 2024

Sed artífices de concordia y de paz

 

Sed artífices de concordia y de paz. En este tiempo caracterizado, en tan gran parte, por las divisiones sociales y por tantas formas de violencia, es necesario que deis testimonio ante el mundo de fraternidad cristiana en el ambiente donde vivís y trabajáis. Es necesario un compromiso decidido por la construcción de un mundo más humano, más justo, más solidario. Con esto no se quiere negar la legítima defensa de los derechos inalienables, como tampoco la promoción económica y social de los trabajadores menos favorecidos y menos retribuidos, y especialmente de los más humildes, más pobres, más necesitados y más oprimidos. Aún más, aprovecho gustosamente esta ocasión para deplorar, de nuevo, situaciones que no corresponden a la dignidad humana y cristiana, en las que por desgracia se encuentran tantos trabajadores a causa de la desocupación o de fatigas extenuantes hasta el límite de lo que se puede soportar. Frecuentemente la técnica moderna ha venido a ser, en vez de instrumento de promoción, mecanismo destinado a aplastarlo hasta privarlo tal vez de sus atributos más sagrados e intangibles. Como ya he aludido en la reciente Encíclica: "El progreso de la técnica y el desarrollo de la civilización de nuestro tiempo, que está marcado por el dominio de la técnica, exigen un desarrollo proporcional de la moral y de la ética" (Redemptor hominis, 15).

(del discurso del Papa Juan Pablo II a una peregrinación de obreros y obreras de Génova - 2 de abril de 1979)