viernes, 26 de julio de 2024

Los derechos del niño - El niño y la verdad (3 de 3)

 

El niño tiene derecho asimismo a la verdad, dentro de una enseñanza que tenga en cuenta los valores éticos fundamentales, y haga posible una educación espiritual de acuerdo con la filiación religiosa del niño, la orientación que deseen legítimamente los padres y las exigencias de una libertad de conciencia bien entendida, para la que el joven debe ser preparado y formado a lo largo de toda la infancia y la adolescencia. En este punto es normal que la Iglesia pueda hacer valer las responsabilidades que le son propias.

(Del discurso de JuanPablo II al Comité de Periodistas europeos para los derechos del niño y de laComisión Italiana del Año Internacional del Niño – 13 de enero de 1979)


Los derechos del niño - El niño y la familia (2 de 3)

 

El niño debe crecer dentro de su familia puesto que los padres siguen siendo "sus primeros y principales educadores", y "cuando la educación de los padres falta, difícilmente puede suplirse" (Gravissimum educationis, 3). Ello es una exigencia del ambiente de afecto y seguridad moral y material requerida por la psicología del niño; hay que añadir que la procreación funda ese derecho natural que es también "obligación grave" (Gravissimum educationis, 3). E incluso la existencia de vínculos familiares más amplios con los hermanos y hermanas, abuelos y otros familiares más próximos, es un elemento importante —que hoy día se tiende a descuidar— para el equilibrio armónico del niño.


(Del discurso de JuanPablo II al Comité de Periodistas europeos para los derechos del niño y de laComisión Italiana del Año Internacional del Niño – 13 de enero de 1979)

Los derechos del niño (1 de 3)

 

La Santa Sede piensa que se puede hablar también de los derechos del niño ya desde el momento de ser concebido y, sobre todo, del derecho a la vida, pues la experiencia nos demuestra cada día más que ya antes del nacimiento el niño tiene necesidad de protección especial de hecho y de derecho..

El niño tiene derecho a nacer en una familia verdadera, pues es de importancia capital que se beneficie ya desde el principio, de la aportación conjunta del padre y de la madre unidos en matrimonio indisoluble.

(Del discurso de JuanPablo II al Comité de Periodistas europeos para los derechos del niño y de laComisión Italiana del Año Internacional del Niño – 13 de enero de 1979)

sábado, 13 de julio de 2024

El bien común de la humanidad

 

Hay un bien común de la humanidad en el que están en juego graves intereses que requieren la acción concertada de los Gobiernos y de todos los hombres de buena voluntad: la garantía de los derechos humanos, problemas de la alimentación, sanidad, cultura, cooperación económica internacional, reducción de armamentos, eliminación del racismo... ¡El bien común de la humanidad! Una "utopía" que el pensamiento cristiano persigue sin cansarse, y que consiste en la búsqueda incesante de soluciones justas y humanas, teniendo en cuenta a un tiempo el bien de las personas y el bien de los Estados, los derechos de cada uno y los derechos de los demás, los intereses particulares y las necesidades generales.

En el bien común encuentran motivación no sólo las enseñanzas sociales de la Sede Apostólica, sino también las iniciativas que le resultan posibles en el marco del campo que le es propio…Bien vemos que la humanidad está dividida de muchas maneras. Se trata también, y antes que nada, de divisiones ideológicas vinculadas a sistemas estatales diferentes. La búsqueda de soluciones que permitan a las sociedades humanas cumplir las propias tareas y vivir en justicia, es quizá el signo principal de nuestro tiempo. Hay que respetar todo lo que pueda favorecer esta gran causa, sea en el régimen que fuere. Hay que sacar provecho de las experiencias mutuas. En contraposición a ello, no sería posible transformar esta búsqueda multiforme de soluciones, en programas de lucha para asegurarse el poder en el mundo, sea el que fuere el imperialismo que encubra dicha lucha. Sólo en esta línea podemos conjurar la amenaza de las armas modernas, sobre todo del armamento nuclear que sigue preocupando tanto al mundo moderno.

(Deldiscurso de Juan Pablo II al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede –12 de enero de 1979)

La maternidad espiritual de Maria

 

Fue precisamente al pie de la cruz, donde la maternidad espiritual de María llegó en cierto sentido a su momento clave. «Jesús, viendo a su Madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a la Madre: Mujer, he ahí a tu hijo» (Jn 19, 26). Así vinculaba Jesús, de forma nueva, a María, su Madre, con el hombre; con el hombre al que había entregado el Evangelio.

Jesús la vinculó entonces a cada hombre, como la vincula después a la Iglesia, el día de su nacimiento histórico, es decir, el día de Pentecostés. Desde ese día toda la Iglesia la tuvo como Madre, y todos los hombres la tienen como Madre. Entienden las palabras pronunciadas desde lo alto de la cruz como dirigidas a cada uno de ellos. La maternidad espiritual no conoce límites; se extiende en el tiempo y en el espacio y llega a todos los corazones humanos. Llega a todas las naciones y viene a ser piedra angular de la cultura humana. Maternidad: realidad humana grande, espléndida, fundamental, presente al comienzo de los tiempos en el plan del Creador, ratificada solemnemente en el misterio del nacimiento de Dios, al que ahora ya permanece inseparablemente unida.

(JuanPablo II en sus palabras a los jóvenes en la Basilica de San Pedro, 10 de enerode 1979)

viernes, 21 de junio de 2024

La familia es insustituible

 

La familia es insustituible y, como tal, ha de ser defendida con todo vigor. Es necesario hacer lo imposible para que la familia no sea suplantada. Lo requiere no sólo el bien "privado" de cada persona, sino también el bien común de toda sociedad, nación y estado. La familia ocupa el centro mismo del bien común en sus varias dimensiones, precisamente porque en ella es concebido y nace el hombre. Es necesario hacer todo lo posible para que desde su momen­to inicial, desde su concepción, este ser humano sea querido, esperado, vivido como valor particular único e irrepetible. Debe sentirse importante, útil, amado y valorado, incluso si está inválido o es minusválido; es más, por esto precisamente más amado aún.

(JuanPablo II en las palabras a los jóvenes en la Basílica de San Pedro – 3 de enerode 1979)

La familia, lugar privilegiado

 

Como en Nazaret, Dios se hace presente también en todas las familias y se integra en el acontecer humano. Pues la familia, que es la unión del hombre y la mujer, está encaminada por su propia naturaleza a la procreación de nuevos hombres que van acompañados a lo largo de la existencia en el crecimiento físico y, sobre todo, en el crecimiento moral y espiritual, a través de una obra educativa diligente. Por consiguiente, la familia es el lugar privilegiado y el santuario donde se desarrolla toda la aventura grande e intima de cada persona humana irrepetible. Incumben a la familia, por tanto, deberes fundamentales, cuyo cumplimiento no puede dejar de enriquecer abundantemente a los responsables principales de la misma familia, haciendo de ellos los cooperadores más directos de Dios en la formación de nuevos hombres.

(JuanPablo II de las palabras a los jóvenes en la Basílica de San Pedro – 3 de enerode 1979)