Un sentimiento común parece dominar hoy a la gran
familia humana. Todos se preguntan qué futuro hay que construir en paz y solidaridad, en este
paso de una época cultural a otra. Las grandes ideologías han mostrado su fracaso
ante la dura prueba de los acontecimientos. Sistemas, que se dicen científicos
de renovación social, incluso de redención del hombre por sí mismo, mitos de la
realización revolucionaria del hombre, se han revelado a los ojos del mundo
entero como lo que eran: trágicas utopías que han producido una regresión sin
precedentes en la historia atormentada de la humanidad. En medio de sus
hermanos, la resistencia heroica de las comunidades cristianas contra el
totalitarismo inhumano ha suscitado la admiración. El mundo actual redescubre
que la fe en Cristo, lejos de ser el opio de los pueblos, es la mejor garantía
y el estímulo de su libertad.
(del discurso del Santo Padre Juan Pablo II a los
participantes enla Asamblea plenaria del Consejo Pontificio para la cultura –
12 de enero de 1990)
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