miércoles, 17 de junio de 2020

Nuestros difuntos viven con Cristo


“Nuestros difuntos “viven con Cristo”, después de haber sido sepultados con El en la muerte. Para ellos el tiempo de la prueba ha terminado, dejando el puesto al tiempo de la recompensa. Por esto —a pesar de la sombra de tristeza provocada por la nostalgia de su presencia visible— nos alegramos al saber que han llegado ya a la serenidad de la “patria”.” 

VIAJE APOSTÓLICO A ESPAÑA (de la Homilía del beato Juan Pablo II en la Misa para los difuntos en el cementerio de la “Almudena” Madrid, 2 de noviembre de 1982) 

La persona y el mensaje de Jesucristo


 “Si la teología ha necesitado siempre del auxilio de la filosofía, hoy día esta filosofía tendrá que ser antropológica, es decir, deberá buscar en las estructuras esenciales de la existencia humana las dimensiones trascendentes que constituyen la capacidad radical del hombre de ser interpelado por el mensaje cristiano, para comprenderlo como salvífico, es decir, como respuesta de plenitud gratuita a las cuestiones fundamentales de la vida humana. Este fue el proceso de reflexión teológica seguido por el Concilio Vaticano II en la Constitución “Gaudium et Spes”: la correlación entre los problemas hondos y decisivos del hombre, y la luz nueva que irradia sobre ellos la Persona y el mensaje de Jesucristo (Cfr. Gaudium et Spes, 9-21)”


La fe raíz vital y permanente de la teología


“La fe es la raíz vital y permanente de la teología, que brota precisamente del preguntar y buscar, intrínsecos a la misma fe, es decir, de su impulso a comprenderse a sí misma, tanto en su opción radicalmente libre de adhesión personal a Cristo, cuanto en su asentimiento al contenido de la revelación cristiana. Hacer teología es, pues, una tarea exclusivamente propia del creyente en cuanto creyente, una tarea vitalmente suscitada y en todo momento sostenida por la fe, y por eso pregunta y búsqueda ilimitada.” 

Tradición judaica y cristiana


“Tenemos un patrimonio espiritual común; y el Pueblo del Nuevo Testamento, es decir, la Iglesia, se siente y está vinculada espiritualmente a la estirpe de Abraham, “nuestro padre en la fe”. Pido a Dios que la tradición judaica y cristiana, fundada en la Palabra divina, y que tiene una profunda conciencia de la dignidad de la persona humana que es imagen de Dios (cfr. Gen 1, 26), nos lleve al culto y amor ferviente al único y verdadero Dios. Y que ello se traduzca en una acción eficaz en favor del hombre, de cada hombre y de todo hombre.” VIAJE APOSTÓLICO A ESPAÑA


sábado, 13 de junio de 2020

Tesoro confiado a los laicos


“Los laicos incorporados a Cristo por el bautismo, integrados en el Pueblo de Dios y hechos partícipes, a su modo, de la función sacerdotal, profética y real de Cristo” están llamados a la santidad y son enviados a anunciar y realizar el reino de Cristo hasta que El vuelva. Si queréis ser fieles a esa dignidad, no es suficiente acoger pasivamente las riquezas de fe que os han legado vuestra tradición y vuestra cultura. Se os confía un tesoro, se os otorgan talentos que han de ser asumidos con responsabilidad para que fructifiquen con abundancia.” 

VIAJE APOSTÓLICO A ESPAÑA (de la Homilía de Juan Pablo II Misa para los laicos - Toledo, 4 de noviembre de 1982)

Misión del sacerdote: todo a todos


“Ejerced vuestras tareas ministeriales como otros tantos actos de vuestra consagración, convencidos de que todas ellas se resumen en una: reunir la comunidad que os será confiada en la alabanza de Dios Padre, por Jesucristo y en el Espíritu, para que sea la Iglesia de Cristo, sacramento de salvación.
Para eso evangelizaréis y os dedicaréis a la catequesis de niños y adultos; para eso estaréis disponibles en la celebración del sacramento de la reconciliación; para eso visitaréis a los enfermos y ayudaréis a los pobres, haciéndoos todo a todos para ganarlos a todos.”

(Juan Pablo II Homilía en la Misa con ordenaciones sacerdotales - Valencia, 8 de noviembre de 1982)

Pongamos los ojos en Cristo nuestro bien


“Teresa de Jesús que supo de las dificultades de los caminos, nos invita a caminar llevando a Dios en el corazón. Para orientar nuestra ruta y fortalecer nuestra esperanza nos lanza esa consigna, que fue el secreto de su vida y de su misión: “Pongamos los ojos en Cristo nuestro bien”, para abrirle de par en par las puertas del corazón de todos los hombres. Y así el Cristo luminoso de Teresa de Jesús será, en su Iglesia, “Redentor del hombre, centro del cosmos y de la historia”.”

en la Misa en el IV Centenario de la muerte de Santa Teresa de Jesús - Solemnidad de Todos los Santos Ávila, 1 de noviembre de 1982)

viernes, 12 de junio de 2020

Construir la “utopía” de un mundo nuevo, más justo y humano.


“La sociedad actual tiene bastante afinidad con aquella en la que se abrió paso la primera predicación del Evangelio. Nos sentimos, como muchos hombres de aquella época, aprisionados en nuestra impotencia, sumergidos en múltiples ofertas de salvación que vemos como no definitivas y engañosas. Pero, como sucedió a los hombres de aquella antigua generación, desde la experiencia de nuestra limitación tenemos hoy la vivencia de que un don que nos desborda, una misericordia sumamente acogedora, puede salvarnos en plenitud, ofreciéndonos la gratuidad de su amor.” Sí, Cristo —el Hijo de Dios vivo— confiere toda su grandeza a nuestro ser personal, es el garante de lo que pensamos y queremos ser, es quien posibilita vivir la vida con dignidad y ponerla a disposición de los otros, para ayudarles a dignificarse más; quien avala las genuinas aportaciones de las ciencias y los saberes humanos, y los proyecta a horizontes más amplios; quien nos hace capaces de enfrentarnos sin temor ante el futuro, empeñados en construir la “utopía” de un mundo nuevo, más justo y humano.” 


VIAJE APOSTÓLICO A ESPAÑA (Beato Juan Pablo II – saludo a los universitarios - Madrid, miércoles 3 de noviembre de 1982)


miércoles, 10 de junio de 2020

Ser fermento y alma de la sociedad


“Nunca podrán olvidar los cristianos que deben ser “fermento y alma de la sociedad” y que en las tareas temporales “la propia fe es un motivo que les obliga al más perfecto cumplimiento de todas ellas según la vocación personal de cada uno”.

(de la Homilía de Juan Pablo II en la Misa en Barcelona -, 7 de noviembre de 1982)

Funcion social de la empresa



 “Por su misma dinámica intrínseca la empresa está llamada a realizar, bajo vuestro impulso, una función social —que es profundamente ética—: la de contribuir al perfeccionamiento del hombre, de cada hombre, sin ninguna discriminación; creando las condiciones que hacen posible un trabajo en el que, a la vez que se desarrollan las capacidades personales, se consiga una producción eficaz y razonable de bienes y servicios, y se haga al obrero consciente de trabajar realmente “en algo propio”.” 


Comunicar certidumbres de la fe y no ideologías humanas


“Recordad que la comunidad religiosa está insertada en la Iglesia y que no tiene sentido sino en la Iglesia, participando de su misión salvadora en fidelidad filial a su Magisterio. Vuestro carisma habéis de entenderlo a la luz del Evangelio, de vuestra propia historia y del Magisterio de la Iglesia. Y cuando se trate de comunicar a los otros vuestro mensaje procurad transmitir siempre las certidumbres de la fe y no ideologías humanas que pasan.”

  VIAJE APOSTÓLICO A ESPAÑA (Homilía de Juan Pablo II en la Celebración de la Palabra con las religiosas y los miembros de institutos seculares - Madrid, 8 de noviembre de 1982)

sábado, 6 de junio de 2020

La fe sin obras está muerta


“El Pilar de Zaragoza ha sido siempre considerado como el símbolo de la firmeza de fe de los españoles. No olvidemos que la fe sin obras está muerta. Aspiremos a “la fe que actúa por la caridad”. Que la fe de los españoles, a imagen de la fe de María, sea fecunda y operante. Que se haga solicitud hacia todos, especialmente hacia los más necesitados, marginados, minusválidos, enfermos y los que sufren en el cuerpo y en el alma.”

 

VIAJE APOSTÓLICO A ESPAÑA Homilía del Beato Juan Pablo II – celebración de la Palabra y Acto Mariano Nacional - Zaragoza, 6 de noviembre de 1982)


viernes, 5 de junio de 2020

No detenerse hasta llegar a la fuente de la vida


 “Yo os pido que ensanchéis el alma, que “no apoquéis los deseos”. Abríos al futuro. Arriesgaos como Teresa de Jesús, de quien no me resisto a citar estas palabras: “Importa mucho y el todo . . . una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar (a la fuente de la vida), venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabaje lo que trabajare, murmure quien murmurare, siquiera llegue allá, siquiera muera en el camino o no tenga corazón para los trabajos que hay en él, siquiera se hunda el mundo” (EIUSDEM, Camino de perfección, 35, 2).” VIAJE APOSTÓLICO A ESPAÑA (del discurso del Beato Juan Pablo II al pueblo de la Diócesis de Salamanca - Alba de Tormes , lunes 1 de noviembre de 1982)

La función del obispo


Los obispos, orando y trabajando por su pueblo, difunden de muchas maneras y con abundancia la plenitud de la santidad de Cristo” (Lumen Gentium, 26). Esta función de santificador es inherente a la misión de los obispos. Ellos son por vocación “perfectores” (Cfr. Christus Dominus, 15). Es decir, el obispo es alguien que, madurado en la vida evangélica y en la imitación de Jesucristo, arrastra a otros y les ayuda a caminar hacia la misma madurez. O, más precisamente, alguien que, con el ejemplo y el testimonio, la palabra, la oración y los sacramentos, comunica a otros la plenitud de la vida en Cristo que trata de tener en sí mismo.” 


miércoles, 3 de junio de 2020

El concepto cristiano del trabajo


“El concepto cristiano del trabajo, amigos y hermanos trabajadores, ve en éste una llamada a colaborar con el poder y amor de Dios, para mantener la vida del hombre y hacerla más correspondiente a su designio. Así entendido, el trabajo no es una necesidad biológica de subsistencia, sino un deber moral; es un acto de amor y se convierte en alegría: la alegría profunda de darse, por medio del trabajo, a la propia familia y a los demás, la alegría íntima de entregarse a Dios, y de servirlo en los hermanos, aunque tal donación conlleva sacrificios. Por eso el trabajo cristiano tiene un sentido pascual.”
(del Encuentro de Juan Pablo II con trabajadores y empresarios – Barcelona domingo 7 de noviembre de 1982)