“Ejerced
vuestras tareas ministeriales como otros tantos actos de vuestra consagración,
convencidos de que todas ellas se resumen en una: reunir la comunidad que os
será confiada en la alabanza de Dios Padre, por Jesucristo y en el Espíritu,
para que sea la Iglesia de Cristo, sacramento de salvación.
Para
eso evangelizaréis y os dedicaréis a la catequesis de niños y adultos; para eso
estaréis disponibles en la celebración del sacramento de la reconciliación;
para eso visitaréis a los enfermos y ayudaréis a los pobres, haciéndoos todo a
todos para ganarlos a todos.”
(Juan Pablo II Homilía
en la Misa con ordenaciones sacerdotales - Valencia, 8 de noviembre de
1982)
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