“Los
laicos incorporados a Cristo por el bautismo, integrados en el Pueblo de Dios y
hechos partícipes, a su modo, de la función sacerdotal, profética y real de
Cristo” están llamados a la santidad y son enviados a anunciar y realizar el
reino de Cristo hasta que El vuelva. Si queréis ser fieles a esa dignidad, no
es suficiente acoger pasivamente las riquezas de fe que os han legado vuestra
tradición y vuestra cultura. Se os confía un tesoro, se os otorgan talentos que
han de ser asumidos con responsabilidad para que fructifiquen con
abundancia.”
VIAJE
APOSTÓLICO A ESPAÑA (de la Homilía de Juan Pablo II Misa para
los laicos - Toledo, 4 de noviembre de 1982)
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