sábado, 29 de febrero de 2020

Buscad a Cristo y acogedlo


“Buscad pues a Cristo y acogedlo. El es exigente, no se contenta con la mediocridad, no admite la indecisión. El es el único camino hacia el Padre (Cfr. Jn. 14, 6) y el que lo sigue no camina en tinieblas (Cfr. ibid. 8, 12). Cristo es la certeza de vuestra juventud y la fuente de vuestra alegría. En El, eternamente joven, encontraréis la victoria de la vida sobre la muerte, la victoria de la verdad sobre la mentira y el error, la victoria del amor sobre el odio y la violencia.”

miércoles, 12 de febrero de 2020

El Pueblo de Dios se extiende por todo el universo


“El Pueblo de Dios no se limita a los confines, forzosamente estrechos, de una nación, raza o cultura, sino que se extiende por todo el universo. Pero no ignora o desprecia las naciones, razas o culturas. Su grandeza y originalidad está precisamente en amalgamar en una unidad viva, orgánica y dinámica a las más diversas gentes; de tal modo que ni la unidad padece rupturas, ni la diversidad pierde sus riquezas esenciales.”
Visita pastoral a la Argentina
(del discurso de Juan Pablo II a los obispos de Argentina - Buenos Aires Sábado 12 de junio de 1982)

Vale la pena dedicarse a la causa de Cristo


“Vale la pena dedicarse a la causa de Cristo, que quiere corazones valientes y decididos; vale la pena consagrarse al hombre por Cristo, para llevarle a El, para elevarlo, para ayudarle en el camino hacia la eternidad; vale la pena hacer una opción por un ideal que os procurará grandes alegrías, aunque os exija también no pocos sacrificios. El Señor no abandona a los suyos.
Vale la pena vivir por el Reino ese precioso valor del cristianismo: el celibato sacerdotal, patrimonio plurisecular de la Iglesia; vivirlo responsablemente aunque os exija no pocos sacrificios. ¡Cultivad la devoción a María, la Madre Virgen del Hijo de Dios, para que os ayude y aliente a realizarlo plenamente!”

miércoles, 5 de febrero de 2020

Toda familia está llamada a ser santa


“En su infinita misericordia, el Padre Eterno “nos ha bendecido con toda clase de bendiciones” por el misterio de la Encarnación, en la persona de Jesucristo, el Hijo del Hombre que se hace niño, que viene al mundo como un recién nacido en el seno de una familia. De esta manera, toda familia humana, a ejemplo de la Sagrada Familia de Belén y Nazaret, está llamada por Dios a ser santa e inmaculada en Cristo Jesús (Cf.. Εph. 1, 4).”