“Sacerdotes amigos de Jesús, ministros de su Redención: estáis
llamados a suscitar frutos de santidad y también, desde el Evangelio, frutos de
justicia, de acuerdo con la enseñanza social de la Iglesia. Por eso, como dije
hace poco a vuestros obispos, «es necesario que todos... trabajen seriamente —y
donde lo requiera en el caso con aun mayor empeño— en la causa de la justicia y
de la defensa del pobre» (EIUSDEM Allocutio
ad quosdam Peruviae Episcopos occasione oblata eorum visitationis «ad Limina»,
4, die 4 oct. 1984: Insegnamenti
di Giovanni Paolo II, VII, 2 (1984) 740). Pero recordad que la misión
propia de la Iglesia es «revelar a Cristo al mundo, ayudar a todo hombre para
que se encuentre a sí mismo en El» (IOANNIS PAULI PP. IIRedemptor Hominis,
11).”
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