Como en un tiempo mi
padre me puso en la mano un librito, indicándome la oración para
recibir los dones del Espíritu Santo, así hoy yo. a quien vosotros llamáis
también "Padre", deseo orar con la juventud universitaria de Varsovia
y de Polonia:
por el don de sabiduría,
de entendimiento, de consejo, de fortaleza, de ciencia, de piedad, es decir,
del sentido del valor sagrado de la vida, de la dignidad humana, de la santidad
del alma y del cuerpo humano, y, en fin, por el don de temor de Dios, del que
dice el Salmista que es el principio de la sabiduría (cf. Sal 111,
10).
Recibid de mí esta oración que mi padre me
enseñó y permaneced fieles a ella. Así permaneceréis en el cenáculo de la
Iglesia, unidos a la corriente más profunda de su historia.
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