El trabajo debe ayudar al hombre a hacerse mejor, espiritualmente más maduro, más responsable, para que pueda realizar su vocación sobre la tierra, sea como persona irrepetible, sea en comunidad con los demás, y sobre todo en la comunidad humana fundamental que es la familia. El hombre y la mujer uniéndose en esta comunidad, cuyo carácter ha sido establecido por el mismo Creador desde el principio, dan vida a nuevos hombres. El trabajo debe hacer posible a esta comunidad humana encontrar los medios necesarios para formarse y para mantenerse.
(Juan Pablo II Homilia en la Misa para losObreros, Santuario de Jasna Gorma, 6 de junio de 1979)
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