“Junto al belén encontramos el tradicional
"árbol de Navidad". Se trata de una costumbre igualmente antigua, que
exalta el valor de la vida, porque en la estación invernal el abeto siempre verde se
convierte en signo de la vida que no muere…. nos recuerda el
"árbol de la vida" (cf. Gn 2, 9), figura de Cristo,
don supremo de Dios a la humanidad. . Por tanto, el mensaje del árbol
de Navidad es que la vida permanece "siempre verde" si se
convierte en don: no tanto de cosas materiales, cuanto de sí
mismos: en la amistad y en el afecto sincero, en la ayuda fraterna y en
el perdón, en el tiempo compartido y en la escucha recíproca.”
(Juan
Pablo II Ángelus 19 de diciembre 2004)
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