sábado, 13 de julio de 2024

La maternidad espiritual de Maria

 

Fue precisamente al pie de la cruz, donde la maternidad espiritual de María llegó en cierto sentido a su momento clave. «Jesús, viendo a su Madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a la Madre: Mujer, he ahí a tu hijo» (Jn 19, 26). Así vinculaba Jesús, de forma nueva, a María, su Madre, con el hombre; con el hombre al que había entregado el Evangelio.

Jesús la vinculó entonces a cada hombre, como la vincula después a la Iglesia, el día de su nacimiento histórico, es decir, el día de Pentecostés. Desde ese día toda la Iglesia la tuvo como Madre, y todos los hombres la tienen como Madre. Entienden las palabras pronunciadas desde lo alto de la cruz como dirigidas a cada uno de ellos. La maternidad espiritual no conoce límites; se extiende en el tiempo y en el espacio y llega a todos los corazones humanos. Llega a todas las naciones y viene a ser piedra angular de la cultura humana. Maternidad: realidad humana grande, espléndida, fundamental, presente al comienzo de los tiempos en el plan del Creador, ratificada solemnemente en el misterio del nacimiento de Dios, al que ahora ya permanece inseparablemente unida.

(JuanPablo II en sus palabras a los jóvenes en la Basilica de San Pedro, 10 de enerode 1979)

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