“En la exhortación apostólica postsinodal Vita consecrata he subrayado cómo en el esfuerzo comunitario de discernimiento y renovación es necesario seguir algunos criterios fundamentales, entre los cuales, en particular, la fidelidad al carisma original y la atención a las nuevas necesidades y a las nuevas formas de pobreza de la sociedad contemporánea: «Es preciso, por ejemplo, salvaguardar el sentido del propio carisma, promover la vida fraterna, estar atentos a las necesidades de la Iglesia tanto universal como particular, ocuparse de aquello que el mundo descuida, responder generosamente y con audacia, aunque sea con intervenciones obligadamente exiguas, a las nuevas formas de pobreza» (n. 63).”
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