“La verdad sobre el martirio tiene en el Evangelio una
elocuencia llena de penetrante profundidad y, al mismo tiempo, de transparente
sencillez. Cristo no promete a sus discípulos éxitos terrenos o prosperidad
material; no presenta ante sus ojos una "utopía", como ha sucedido
mas de una vez, y como sucede siempre, en la historia de las ideologías
humanas. El dice sencillamente a sus discípulos: "os perseguirán". Os
entregarán a los organismos de las diversas autoridades, os meterán en la
cárcel, os llevarán ante los diversos tribunales. Todo esto "por amor de
mi nombre" (Lc 21, 12).
¡La substancia del martirio está vinculada, desde el comienzo
y en el curso de todos los siglos, con este nombre! Nosotros llamamos mártires
a los cristianos que, en el curso de la historia, han padecido sufrimientos,
frecuentemente terribles por su crueldad, "in odium fidei". A
aquellos a quienes "in odium fidei" se les infligía finalmente la
muerte. Por lo tanto, a aquellos que aceptando, en este mundo, los sufrimientos
y padeciendo la muerte, dieron un testimonio particular de Cristo.”
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