“El ángel Gabriel, enviado por Dios, manifiesta a la Virgen él designio que
el Señor tiene sobre Ella: dar a luz al Hijo mismo de Dios, que se convertirá
en Rey y Salvador del nuevo Pueblo de Dios (cf. Lc 1, 31-33), la
Iglesia. Es una forma nueva de Alianza. Esta vez Dios pide unirse a nosotros
tomando nuestras mismas facciones.
María, ante la propuesta divina, se comporta de manera sabia y libre. Si
Dios la interpela, también Ella interpela a su Dios: "¿Cómo podrá ser
esto, pues yo no conozco varón?" (Lc 1, 34). El ángel le ofrece una
iluminación ulterior sobre la voluntad divina: "El Espíritu Santo vendrá
sobre ti..." (Lc 1, 35).”
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