La
cultura es inseparable de la política, entendida como el arte del bien común,
de la justa participación en los recursos, de la ordenada colaboración dentro
de la libertad. La cultura tiene que ayudar a esta noble tarea política, sin
dejar que nadie se apropie indebidamente de la cultura y que la instrumentalice
para sus propias miras de poder.
(del Encuentro del Beato Juan Pablo II con el mundo de la cultura en
la Iglesia de «La Compañia» Quito, miércoles 30 de enero de 1985)
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