“Lo que se refiere a la vida y al ministerio de los diáconos
podría resumirse en una sola palabra: fidelidad. Fidelidad a la tradición
católica, testimoniada especialmente por la lex orandi, fidelidad al
Magisterio y fidelidad al compromiso de reevangelización que el Espíritu Santo
ha suscitado en la Iglesia. Este compromiso de fidelidad invita, ante todo, a
promover con solicitud, en todo ámbito eclesial, un respeto sincero a la identidad
teológica, litúrgica y canónica propia del sacramento conferido a los diáconos,
así como a las exigencias que implican las funciones ministeriales que, en
virtud de la recepción del orden, se les asigna en las Iglesias particulares.”
(del Discurso del Beato Juan Pablo II a la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Clero - Jueves 30 de noviembre de 1995)
(del Discurso del Beato Juan Pablo II a la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Clero - Jueves 30 de noviembre de 1995)
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