“Es urgente una movilización general de las conciencias y
uncomún esfuerzo ético, para poner en práctica una gran estrategia en
favor de la vida. Todos juntos debemos construir una nueva cultura de la vida: nueva,
para que sea capaz de afrontar y resolver los problemas propios de hoy sobre la
vida del hombre; nueva, para que sea asumida con una convicción más firme y
activa por todos los cristianos; nueva, para que pueda suscitar un encuentro
cultural serio y valiente con todos. La urgencia de este cambio cultural está
relacionada con la situación histórica que estamos atravesando, pero tiene su
raíz en la misma misión evangelizadora, propia de la Iglesia. En efecto, el
Evangelio pretende « transformar desde dentro, renovar la misma humanidad »; 123 es como la levadura que fermenta
toda la masa (cf. Mt 13, 33) y, como tal, está destinado a impregnar
todas las culturas y a animarlas desde dentro, 124 para que expresen la verdad
plena sobre el hombre y sobre su vida.”
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