“El sacerdocio no es simplemente una tarea que se nos ha asignado; es una vocación, un llamamiento que se debe escuchar una y otra vez. Escuchar esta llamada y responder generosamente a lo que trae consigo es tarea de cada sacerdote, pero también es responsabilidad de los consejos presbiterales. Esta responsabilidad quiere decir profundizar en la comprensión del sacerdocio tal y como lo instituyó Cristo, como El quiso que fuera y siguiera siendo siempre, y tal como la Iglesia fielmente lo entiende y lo transmite. Fidelidad al llamamiento al sacerdocio significa construir este sacerdocio en unión con el Pueblo de Dios a través de una vida de servicio acorde con las prioridades apostólicas: concentrada "en la oración y el ministerio de la Palabra" (Act 6, 4).”
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