“para
ser educador de la fe del pueblo, el sacerdote tiene que beber el Evangelio a
los pies del Maestro en horas de oración personal, de meditación de la
Escritura, de alabanza al Señor con la Liturgia de las Horas; debe profundizar
y poner al día la comprensión eclesial del mensaje con un estudio asiduo que
requiere un compromiso de formación permanente, tan necesario hoy para
profundizar, puntualizar y actualizar los conocimientos de la teología en sus
varias dimensiones: dogma, moral, liturgia, pastoral, espiritualidad. Todo ello
sostenido por una auténtica teología bíblica.”
VIAJE APOSTÓLICO A AMÉRICA CENTRAL (del discurso de Juan Pablo II a los sacerdotes de América Central - San Salvador,
domingo 6 de marzo de 1983)
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