viernes, 30 de agosto de 2024

Revisar los conceptos del progreso

 

En todos los niveles, nacional e internacional, y por parte de todos los grupos sociales, de todos los sistemas, las realidades nuevas exigen aptitudes nuevas. La denuncia unilateral del otro y el fácil pretexto de las ideologías ajenas, fueren cuales fueren, son coartadas cada vez más irrisorias. Si la humanidad quiere controlar una evolución que se le escapa de la mano, si quiere sustraerse a la tentación materialista que gana terreno en una huida hacia adelante desesperada, si quiere asegurar el desarrollo auténtico a los hombres y a los pueblos, debe revisar radicalmente los conceptos de progreso, que bajo sus diversos nombres, han dejado atrofiar los valores espirituales.

La Iglesia ofrece su ayuda. Ella no teme denunciar con fuerza los ataques a la dignidad humana. Pero reserva lo esencial de sus energías para ayudar a los hombres y grupos humanos, a los empresarios y trabajadores para que tomen conciencia de las inmensas reservas de bondad que llevan dentro, que ellos han hecho ya fructificar en su historia y que hoy deben dar frutos nuevos.

(Juan Pablo II en su discurso a los trabajadores de Monterrey,México, 31 de enero de 1979)

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