“El Episcopado es la plenitud del sacramento del orden, mediante el cual la Iglesia abre siempre ante Dios su tesoro más grande, y le ofrece de este tesoro los dones de todo el Pueblo de Dios. El tesoro mayor de la Iglesia es su Esposo: Cristo. Tanto el Cristo colocado sobre el heno de un pesebre, como también el Cristo que muere en la cruz. Es un tesoro inagotable. La Iglesia tiende continuamente la mano a este tesoro para tomar de El. Y tomando, no lo disminuye, sino que lo aumenta. Estos son los principios de la economía divina. La Iglesia, pues, tiende la mano al tesoro de la Navidad y de la Crucifixión, al tesoro de la Encarnación y de la Redención. Y tomando de él, no empobrece ese tesoro, sino que lo multiplica.”
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