miércoles, 9 de julio de 2025

Alzar la mirada hacia Ella

 El hombre moderno debe alzar la mirada y elevarla hacia arriba. Cada vez siente más insistentemente el peligro del exclusivo apego a la tierra. Y tanto más fácilmente se alza la mirada hacia arriba, cuando nuestros ojos se encuentran con esa dulce Madre, que es toda Ella sencillez y amor; Ella, la humilde esclava del Señor.

La dignidad del niño

 

La dignidad del niño exige la más delicada sensibilidad de conciencia por parte de los padres y de la sociedad, porque el niño es el punto crucial en torno al cual se forma o se destruye la moralidad de las familias y, en consecuencia, de naciones y sociedades enteras.

sábado, 5 de julio de 2025

Creo en el Espiritu Santo

 

Creo «...en el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida, que procede del Padre, que con el Padre y el Hijo es adorado y glorificado, y que habló por los profetas». Estas son las palabras del Símbolo de fe del primer Concilio de Constantinopla del 381 [5], que ha ilustrado el misterio del Espíritu Santo, de su origen del Padre, afirmando de este modo la unidad e igualdad en la divinidad del Espíritu Santo con el Padre y con el Hijo.

(Juan PabloII Carta Apostolica a Concilio Constantinopoitano I -25 de marzo de 1981)

El Rosario, centrado en la cristología, el Magnificat de Maria.

 


El Rosario, en efecto, aunque se distingue por su carácter mariano, es una oración centrada en la cristología. En la sobriedad de sus partes, concentra en sí la profundidad de todo el mensaje evangélico, del cual es como un compendio.[2] En él resuena la oración de María, su perenne Magnificat por la obra de la Encarnación redentora en su seno virginal. Con él, el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor. Mediante el Rosario, el creyente obtiene abundantes gracias, como recibiéndolas de las mismas manos de la Madre del Redentor.

(JuanPablo II Carta Apostolica Rosarium Virginis Mariae – 16 de octubre 2002)

jueves, 3 de julio de 2025

¿Qué significa dar testimonio de Cristo?

 

¿Qué significa dar testimonio de Cristo? Significa sencillamente vivir según el Evangelio: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente... Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mt 22, 37.39).

El cristiano está llamado a servir a los hermanos y a la sociedad, a promover y sostener la dignidad de cada ser humano, a respetar, defender y favorecer los derechos de la persona, a ser constructor de una paz duradera y auténtica, basada en la fraternidad, la libertad, la justicia y la verdad.

(del discurso del santo Padre Juan Pablo II en la Vigilia con los jóvenes en el Monte del Gozo – 18 de agosto de 1989)

(VIAJE PASTORAL A SANTIAGO DE COMPOSTELA Y ASTURIAS
 CON MOTIVO DE LA IV JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

Que significa ser cristiano?

 

Ser cristiano significa dar testimonio de la verdad cristiana; y hoy, particularmente, es poner en práctica el sentido auténtico que Cristo y la Iglesia dan a la vida y a la plena realización del joven y de la joven a través del matrimonio y de la familia.

Si, mis queridos jóvenes, Cristo os llama no sólo a caminar con El en esta peregrinación de la vida. El os envía en su lugar para ser mensajeros de la verdad, para ser sus testigos en el mundo, concretamente, ante los demás jóvenes como vosotros, porque muchos de ellos hoy, en el mundo entero, están buscando el camino, la verdad y la vida, pero no saben a dónde ir.

«Ha llegado la hora de emprender una nueva evangelización» (Christifideles laici n. 34), y vosotros no podéis faltar a esta llamada urgente. En este lugar dedicado a Santiago, el primero de los Apóstoles que dio testimonio de la fe con el martirio, comprometámonos a acoger el mandato de Cristo: «seréis mis testigos... hasta los confines de la tierra» (Hch 1, 8).

(deldiscurso del santo Padre Juan Pablo II en la Vigilia con los jóvenes en el Montedel Gozo – 18 de agosto de 1989)

 (VIAJE PASTORAL A SANTIAGO DE COMPOSTELA Y ASTURIAS
 CON MOTIVO DE LA IV JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD


miércoles, 2 de julio de 2025

La unidad de toda la humanidad

 

La unidad de toda la humanidad herida es voluntad de Dios. Por esto Dios envió a su Hijo para que, muriendo y resucitando por nosotros, nos diese su Espíritu de amor. La víspera del sacrificio de la Cruz, Jesús mismo ruega al Padre por sus discípulos y por todos los que creerán en El para que sean una sola cosa, una comunión viviente. De aquí se deriva no sólo el deber, sino también la responsabilidad que incumbe ante Dios, ante su designio, sobre aquéllos y aquéllas que, por medio del Bautismo llegan a ser el Cuerpo de Cristo, Cuerpo en el cual debe realizarse en plenitud la reconciliación y la comunión

 

(de la Encíclica Ut unum sint, I.6  del Papa Juan Pablo II)