(…) el criterio principal que guió a San Benito en la redacción de las normas de convivencia dentro del monasterio, fue precisamente el de la caridad mutua, por la cual los "hermanos" debían ser inducidos a una actitud de constante atención recíproca y de diligente disponibilidad para prestarse unos a otros los servicios necesarios. Hay un capítulo de la "regla", el 72, que traza un cuadro sugestivo de las relaciones que deben establecerse dentro de la familia monástica. Se trata de la página a la que debería mirar como a un estímulo ideal no sólo la familia cristiana, sino a la que puede tender últimamente también la comunidad civil, para sacar de ella inspiración en el planteamiento de las propias relaciones de convivencia.
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