“La oración es una de
las sublimes actividades de los Santos en el reino de los cielos, comenzando
por Cristo, el Santo de Dios.”
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domingo, 3 de agosto de 2014
Maria, la gran orante
“María es la gran
orante; María abre las manos con gesto de apertura a Dios y de súplica
universal, maternalmente solícita de la salvación de todos.”
La Divina Providencia y la ley natural
“Dios provee a los hombres de manera diversa respecto a los
demás seres que no son personas: no desde fuera, mediante las leyes inmutables de la naturaleza
física, sino desde dentro,mediante
la razón que, conociendo con la luz natural la ley eterna de Dios, es por esto
mismo capaz de indicar al hombre la justa dirección de su libre actuación 81. De
esta manera, Dios llama al hombre a participar de su providencia, queriendo por
medio del hombre mismo, o sea, a través de su cuidado razonable y responsable,
dirigir el mundo: no sólo el mundo de la naturaleza, sino también el de las
personas humanas. En este contexto, como expresión humana de la ley eterna de
Dios, se sitúa la ley natural: «La criatura racional, entre todas las demás
—afirma santo Tomás—, está sometida a la divina Providencia de una manera
especial, ya que se hace partícipe de esa providencia, siendo providente para
sí y para los demás. Participa, pues, de la razón eterna; ésta le inclina
naturalmente a la acción y al fin debidos. Y semejante participación de la ley
eterna en la criatura racional se llama ley natural» 82.”
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Divina Providencia,
ley natural,
Veritatis Splendor
viernes, 1 de agosto de 2014
El matrimonio y el verdadero personalismo
“En una perspectiva de
auténtico personalismo, la enseñanza de la Iglesia implica la afirmación de la
posibilidad de la constitución del matrimonio como vínculo indisoluble entre
las personas de los cónyuges, esencialmente orientado al bien de los cónyuges mismos
y de los hijos. En consecuencia, contrastaría con una verdadera dimensión
personalista la concepción de la unión conyugal que, poniendo en duda esa
posibilidad, llevara a la negación de la existencia del matrimonio cada vez que
surjan problemas en la convivencia. En la base de una actitud de este tipo, se
halla una cultura individualista, que es la antítesis de un verdadero
personalismo. «El individualismo supone un uso de la libertad por el cual
el sujeto hace lo que quiere, "estableciendo" él mismo "la ver
dad" de lo que le gusta o le resulta útil. No admite que otro
"quiera" o exija algo de él en nombre de una verdad objetiva. No
quiere "dar" a otro basándose en la verdad; no quiere convertirse en
una "entrega sincera"» (Carta
a las familias, 14).”
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Familia,
Matrimonio,
Persona,
personalismo
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