“Cristo Señor, antes de
morir, en los umbrales del misterio pascual, ora así: "Padre Santo, guarda
en tu nombre a éstos que me has dado, para que sean uno como nosotros".
Entonces pide de algún modo, quizás de un modo especial, también la unidad de
los esposos y de las familias. Ora por la unión de los discípulos, por la
unidad de la Iglesia; y San Pablo compara el misterio de la Iglesia con el
matrimonio (cf. Ef 5, 21-33). La Iglesia, por tanto, no sólo coloca el
matrimonio y la familia en un lugar especial dentro de sus afanes, sino que, en
cierto modo, considera también el matrimonio como preclara imagen suya. Colmada
del amor de Cristo-Esposo, que nos amó "hasta el extremo", la Iglesia
mira hacia los esposos, que se juran amor hasta la muerte, y considera como
tarea suya peculiar salvaguardar este amor, esta fidelidad y esta honestidad y
todos los bienes que nacen de ahí para la persona humana y para la sociedad. Es
precisamente la familia la que da la vida a la sociedad. Es en ella donde, a
través de la obra de la educación, se forma la estructura misma de la
humanidad, de cada hombre sobre la tierra.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario