“La Iglesia anuncia la Divina Providencia no por invención suya, aun cuando inspirada por pensamientos de humanidad, sino porque Dios se ha manifestado así, cuando ha revelado, en la historia de su pueblo, que su acción creadora y su intervención de salvación estaban indisolublemente unidas, formaban parte de un único plan proyectado en los siglos eternos. Así, pues, la Sagrada Escritura, en su conjunto se convierte en el documento supremo de la Divina Providencia, al manifestar la intervención de Dios en la naturaleza con la creación y aún más con la más maravillosa intervención, la redención, que nos hace criaturas nuevas en un mundo renovado por el amor de Dios en Cristo. Efectivamente, la Biblia habla de Providencia Divina en los capítulos sobre la creación y en los que más específicamente se refiere a la obra de la salvación, en el Génesis y en los Profetas, especialmente en Isaías, en los Salmos llamados de la creación y en las profundas meditaciones de Pablo sobre los inescrutables designios de Dios que actúa en la historia (Cfr. especialmente Efesios y Colosenses), en los Libros Sapienciales, tan atentos a encontrar la señal de Dios en el mundo, y en el Apocalipsis, que tiende totalmente a encontrar el sentido del mundo en Dios. Al final aparece que el concepto cristiano de Providencia no es simplemente un capítulo de la filosofía religiosa, sino que la fe responde a las grandes preguntas de Job y de cada uno de los hombres como él, con la visión completa de que, secundando los derechos de la razón, hace justicia a la razón misma dándole seguridad mediante las certezas más estables de la teología.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario