“El Niño Jesús, presente en el Nacimiento de vuestra casa, sea el signo concreto de una fe límpida y pura, que ilumine, oriente y dirija vuestra vida y la de vuestros seres queridos.”
(de las palabras que el Papa Juan Pablo II le dirigió a los niños en el Ángelus del Domingo 17 de diciembre de 1978)
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