domingo, 21 de octubre de 2012

El mensaje de la Divina Misericordia, “tarea particular” de Juan Pablo II


“Desde el comienzo de mi ministerio en la sede de San Pedro en Roma, consideraba este mensaje como mi tarea particular. La Providencia me lo ha asignado en la situación contemporánea del hombre, de la Iglesia y del mundo. Incluso se podría decir que precisamente está situación me ha asignado como tarea ese mensaje ante Dios, que es Providencia, que es misterio inescrutable, misterio del amor y de la verdad, de la verdad y del amor. Y mis experiencias personales de este año, vinculadas con los acontecimientos del 13 de mayo, por su parte me mandan gritar: "Misericordiae Domini, quia non sumus consumpti" (Lam 3, 22).”

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