viernes, 5 de octubre de 2012

En Cristo el hombre descubre plenamente su dignidad de persona


“Tanto la misión « ad gentes » como la nueva evangelización a la que vengo convocando a toda la Iglesia brotan de la certeza de que en Cristo hay una «riqueza insondable» (Ef 3, 8), que no anula la cultura de ninguna época y a la cual los hombres pueden siempre acudir para enriquecerse espiritualmente. Esa riqueza es, ante todo, el propio Cristo, su persona, porque Él mismo es nuestra salvación (Discurso inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, 12 de octubre de 1992, n. 6). Él es la imagen viviente del Padre (cf. Col 1, 15), Verdad eterna, Amor infinito, Bien supremo; y, al mismo tiempo, es la imagen viviente del hombre, de su salvación y de su verdadera grandeza, a pesar de los dramas que acechan sobre la humanidad. En Cristo el hombre descubre plenamente su dignidad de persona, llamada a un desarrollo integral en la verdad y abierta a la trascendencia.”

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