El don del sufrimiento
“El sufrimiento,
aceptado en unión con Cristo paciente, tiene una eficacia incomparable en orden
a realizar el designio divino de la salvación. Repetiré, pues, con San Pablo:
"Me alegro de mis padecimientos por vosotros y suplo en mi carne lo que
falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia'' (Col
1, 24).”
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