“Los pueblos no están llamados a combatirse y destruirse, sino
a comprenderse y ponerse de acuerdo para convivir pacíficamente. Es una ilusión
creer que la guerra y la violencia lleven a soluciones verdaderas; por el
contrario, siembran nuevo odio y mayor desconfianza. Sólo la moderación y la
sabiduría abren camino a las negociaciones; de éstas puede nacer un
entendimiento duradero en el que cada uno de los pueblos …… vea conservada la
propia identidad y sienta que se acogen las propias aspiraciones.”
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