“Zaqueo no se dejó confundir ni turbar. No se
asustó de que la acogida de Cristo en la propia casa pudiese amenazar, por
ejemplo, su carrera profesional o hacerle difíciles algunas acciones, ligadas
con su actividad de jefe de publícanos. Acogió a Cristo en su casa y
dijo: "Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si a
alguien he defraudado en algo, le devuelvo el cuádruplo"(Lc 19,
8).
En este
punto se hace evidente que no sólo Zaqueo "ha visto a Cristo", sino
que al mismo tiempo,Cristo ha escrutado su corazón y su conciencia; lo
ha radiografiado hasta el fondo. Y he aquí que se realiza lo que constituye el
fruto propio de "ver" a Cristo, del encuentro con El en la verdad
plena: se realiza la apertura del corazón, se realiza la
conversión. Se realiza la obra de la salvación. Lo
manifiesta el mismo Cristo cuando dice: "Hoy ha venido la salud a tu casa,
por cuanto éste es también hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a
buscar y salvar lo que estaba perdido" (Lc 19, 9-10)”
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