“La Iglesia exige un estilo de vida sacerdotal y religiosa
profundamente arraigado, según conviene a discípulos y apóstoles que,
fascinados por el Maestro, siguen de cerca sus pasos. De este modo os sentiréis, como ya aconteció
a los Magos venidos de lejos, cada vez más comprometidos en la tarea de buscar
al Salvador, haciéndoos interiormente la misma pregunta que los tres Sabios:
"¿Dónde ha nacido el rey de los Judíos?" (Mt 2, 2).
Recorreréis así el camino que conduce hacia Él aceptando los signos que la
Providencia os manifestará; confirmaréis la decisión de responder con generosidad
a la vocación sacerdotal y religiosa, encontraréis de nuevo el ardor y el vigor
necesarios para dar pleno testimonio del Señor; experimentaréis la alegría, a
veces difícil, pero estupenda, de la fatiga pastoral y del empeño apostólico.”
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