“La morada de Cristo sufriente
sigue presente aún hoy entre los hombres. Para revelar su poder, Dios sale a
nuestro encuentro en lo más profundo de nuestra miseria. En el hombre probado,
herido, despreciado y rechazado, podemos descubrir al Señor que avanza,
cargando su cruz, por los caminos de la humanidad.”
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