“Repito
una vez más lo que escribí en la encíclica Evangelium
vitae: «Vuestra
profesión os exige ser custodios y servidores de la vida humana. En el contexto
cultural y social actual, en que la ciencia y la medicina corren el riesgo de
perder su dimensión ética original, podéis estar a veces fuertemente tentados
de convertiros en manipuladores de la vida o incluso en agentes de muerte. Ante
esta tentación, vuestra responsabilidad ha crecido hoy enormemente y encuentra
su inspiración más profunda y su apoyo más fuerte precisamente en la intrínseca
e imprescindible dimensión ética de la profesión sanitaria, como ya reconocía
el antiguo y siempre actual juramento de Hipócrates, según el cual se exige a
cada médico el compromiso de respetar a toda costa la vida humana y su carácter
sagrado» (n. 89).”
(Beato Juan Pablo II en su discurso durante la
visita a la Clínica de Cardiologìa del Hospital de Cracovia, 9 de junio de
1997)
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