viernes, 20 de diciembre de 2024

¿Quién es para mi Jesucristo?

 

¿Quién es realmente para mis pensamientos, para mi corazón, para mi actuación? ¿Cómo conozco yo, que soy cristiano y creo en El, y cómo trato de conocer al que confieso? ¿Hablo de El a los otros? ¿Doy testimonio de El, al menos ante los que están más cercanos a mí en la casa paterna, en el ambiente de trabajo, de la universidad o de la escuela, en toda mi vida y en mi conducta? Esta es precisamente la pregunta de Adviento, y es preciso que, basándonos en ella, nos hagamos las referidas, ulteriores preguntas, para que profundicen en nuestra conciencia cristiana y nos preparen así a la venida del Señor.”

 

(de la Homilia de San Juan Pablo II en la parroquia romana dela Natividad de Nuestro Señor – 14 de diciembre de 1980)

jueves, 19 de diciembre de 2024

Navidad y el testimonio de vida

 

Los cristianos tenemos la misión de difundir, con el testimonio de la vida, la verdad de la Navidad, que Cristo trae a todo hombre y mujer de buena voluntad. Al nacer en la pobreza del pesebre, Jesús viene a ofrecer a todos la única alegría y la única paz que pueden colmar las expectativas del alma humana.

(Benedicto XVI de laAudiencia General 20 de diciembre de 2006)

sábado, 7 de diciembre de 2024

Maria es toda Ella Adviento

 

¡”En el tiempo de Adviento la Iglesia se une de modo particular a María Santísima. En efecto, Ella es un gran ejemplo para nosotros en la espera de la venida de Cristo que invade todo este período. Desde el momento mismo de la Encarnación del Verbo, esta espera asume en Ella una forma concreta: se hace maternidad. Debajo de su corazón virginal late ya la nueva vida, la vida del Hijo de Dios que se hizo hombre en su seno. ¡María es toda Ella Adviento!”


Adviento, realidad de Dios y realidad del hombre

 

“El significado pleno del Adviento brota de la reflexión sobre la realidad de Dios que crea y, al crear, se revela a Sí mismo (ésta es la Revelación primera y fundamental, y también la verdad primera y fundamental de nuestro Credo). Pero al mismo tiempo, el significado pleno del Adviento aflora de la reflexión profunda sobre la realidad del hombre”

(de la Audiencia del Santo Padre Juan Pablo II del 6 de diciembre de 1978)

Adviento “venida”.

 

“Adviento quiere decir “venida”. Por tanto, debemos preguntarnos: ¿Quién es el que viene?, y ¿para qué viene”
“… el cristianismo no es sólo una “religión de adviento”, sino el Adviento mismo. El cristianismo vive el misterio de la venida real de Dios hacia el hombre, y de esta realidad palpita y late constantemente. Esta es sencillamente la vida misma del cristianismo”

Juan Pablo II Audiencia General 25 de noviembre de 1978

viernes, 15 de noviembre de 2024

Misión y dialogo con los no cristianos

 

El respeto y estima "del otro" y de todo lo que éste tiene en lo hondo del corazón, son esenciales al diálogo. A ello debe añadirse discernimiento y conocimiento sinceros y profundos. Este último no se aprende sólo en los libros. Reclama amistad e identificación. Hace tiempo que se dio a estas condiciones del diálogo una formulación filosófica moderna: San Pablo escribió sobre su disponibilidad a hacerse todo para todos: "todo lo hago por el Evangelio, para participar en él" (1 Cor 9, 23). Como nos enseña asimismo San Pablo, en el diálogo la palabra no llega a ser constructiva ni provechosa sin amor. Palabra y amor son el verdadero vehículo de comunicación. La única palabra verdaderamente perfecta es la que se dice con amor. Y precisamente porque para ser eficaz la palabra debe ir unida al amor, es necesario y urgente, según escribí en mi Encíclica, que la misión y el diálogo con los no cristianos se lleve a cabo por cristianos que colaboran y viven en comunión entre sí (cf. Redemptor hominis6 y 11). Por ello, me da alegría ver aquí presentes en esta asamblea plenaria a representantes cualificados de la Iglesia ortodoxa griega y del Consejo mundial de las Iglesias.

(deldiscurso de Juan Pablo II a la Asamblea Plenaria del Secretariado para los nocristianos – 27 de abril de 1979)

Tarea de la ciencia biblica

 

Evidentemente toca a la ciencia bíblica y a sus métodos hermenéuticos establecer la distinción entre lo que es caduco y lo que debe conservar siempre su valor. Pero es ésta una operación que requiere sensibilidad aguda en extremo no sólo en el plano científico y teológico, sino también y sobre todo en el plano eclesial y de la vida.

Dos consecuencias se desprenden de todo ello, diferentes y complementarias a un tiempo.

La primera se refiere al gran valor de las culturas; si en la historia bíblica éstas ya fueron consideradas capaces de ser vehículos de la Palabra de Dios, es porque en ellas está inserto algo muy positivo que es ya presencia en germen del Logos divino. Del mismo modo, el anuncio de la Iglesia no teme servirse en la actualidad de expresiones culturales contemporáneas; así que a causa de cierta analogía con la humanidad de Cristo, aquéllas están llamadas, por así decir, a participar de la dignidad del mismo Verbo divino.

Pero hay que añadir en segundo lugar que del mismo modo se ve aflorar el carácter puramente instrumental de las culturas, sometidas siempre a fuertes cambios bajo la influencia de una evolución histórica muy marcada: "Sécase la hierba, marchítase la flor, cuando sobre ellas pasa el soplo de Yavé" (Is 40, 8). Determinar con precisión las relaciones existentes entre las variaciones de la cultura y la constante de la revelación es cabalmente la tarea ardua y a la mas entusiasmarte de los estudios bíblicos y de toda la vida de la Iglesia.

(del discurso de Juan Pablo II a la Asamblea plenaria de la Pontifica Comisión Bíblica – 26 de abril de 1979)