“Toda acción evangelizadora se orienta, en consecuencia, a lograr que cada persona y cada comunidad se abran plenamente a la Palabra de Dios. "La fe, en su esencia más profunda, es apertura del corazón humano ante el don: ante la autocomunicación de Dios por el Espíritu Santo" (Dominum et Vivificantem, 51). La Iglesia os será infinitamente grata si no os cansáis de ayudar a los hermanos a recibir la Palabra divina tal como es: revelada e inspirada por Dios como iniciativa y don suyo, predicada por la Iglesia, celebrada en la liturgia y vivida por los Santos. Sólo así vuestras comunidades estarán en condiciones de "releer" de manera auténtica la Palabra ante los acontecimientos nuevos. “Para que el hombre pueda comprender cada vez más profundamente la Revelación, el Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe con sus dones” (Dei Verbum, 5)”
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