“la verdadera paz brota del corazón reconciliado que ha experimentado la alegría del perdón y, por tanto, está dispuesto a perdonar, La Iglesia, reunida también hoy espiritualmente en oración en el Cenáculo, presenta a su Señor las alegrías y las esperanzas, los dolores y las angustias del mundo entero. Y él ofrece como remedio eficaz la "Misericordia divina", pidiendo a sus ministros que sean instrumentos generosos y fieles de ella.”
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