"3. «Si éstos callan, gritarán las piedras». En realidad, los jóvenes no callan. Contemplamos con asombro cómo gritan. No dejan que hablen sólo las piedras; no permiten que los templos del Dios vivo se conviertan en frías piezas de museo. Hablan a voz en grito. Hablan en los diversos lugares de la tierra, y su voz se ha de oír. Así sucede que, gracias a su testimonio, los jóvenes discípulos de Jesús son para muchos una sorpresa."
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