“El hombre es "un invitado" por Dios. No sólo ha sido llamado a la existencia como todas las demás criaturas del mundo visible, sino que desde el primer momento de su existencia y para todo el tiempo de su vida terrena, ha sido invitado, invitado a "un banquete", o sea, a la intimidad y comunión con el mismo Dios, más allá del ámbito de esta existencia terrena.”
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