lunes, 26 de noviembre de 2012

La espontaneidad y el amor de quien lo da todo


 “El cristiano, efectivamente, no obedece a un imperativo externo, sino que, afrontando la "puerta estrecha", sigue la atracción que le pone en su corazón el Espíritu Santo. He ahí por qué todos cuantos se comprometen a obedecer al Señor con la más profunda y leal generosidad, ponen en esa obediencia una espontaneidad y un amor que los profanos no saben explicarse.”

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