miércoles, 18 de junio de 2014

La dimensión social del pecado

“El pecado pues, aun conservando su esencial carácter de acto personal, posee al mismo tiempo una dimensión social, de lo cual hablé en le Exhortación Apostólica postsinodal sobre la reconciliación y la penitencia, publicada en 1984. Tal como escribía en ese documento, "hablar de pecado social quiere decir, ante todo, reconocer que, en virtud de una solidaridad humana tan misteriosa e imperceptible como real y concreta, el pecado de cada uno repercute en cierta manera en los demás. Es esta la otra cara de aquella solidaridad que, a nivel religioso, se desarrolla en el misterio profundo y magnífico de la Comunión de los Santos, merced a la cual se ha podido decir que "toda alma que se eleva, eleva al mundo". A esta ley de la elevación corresponde, por desgracia, la ley de descenso, de suerte que se puede hablar de una comunión del pecado, por el que un alma que se abaja por el pecado abaja consigo a la Iglesia y, en cierto modo, al mundo entero" (Reconciliatio et Paenitentia, 16: L'Osservatore Romano, Edición en Lengua Española, 16 de diciembre de 1984, pág. 9).”

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