viernes, 30 de agosto de 2024

Revisar los conceptos del progreso

 

En todos los niveles, nacional e internacional, y por parte de todos los grupos sociales, de todos los sistemas, las realidades nuevas exigen aptitudes nuevas. La denuncia unilateral del otro y el fácil pretexto de las ideologías ajenas, fueren cuales fueren, son coartadas cada vez más irrisorias. Si la humanidad quiere controlar una evolución que se le escapa de la mano, si quiere sustraerse a la tentación materialista que gana terreno en una huida hacia adelante desesperada, si quiere asegurar el desarrollo auténtico a los hombres y a los pueblos, debe revisar radicalmente los conceptos de progreso, que bajo sus diversos nombres, han dejado atrofiar los valores espirituales.

La Iglesia ofrece su ayuda. Ella no teme denunciar con fuerza los ataques a la dignidad humana. Pero reserva lo esencial de sus energías para ayudar a los hombres y grupos humanos, a los empresarios y trabajadores para que tomen conciencia de las inmensas reservas de bondad que llevan dentro, que ellos han hecho ya fructificar en su historia y que hoy deben dar frutos nuevos.

(Juan Pablo II en su discurso a los trabajadores de Monterrey,México, 31 de enero de 1979)

Juan Pablo II al mundo de la información

 

….hace pocas semanas tuve ocasión de charlar con los profesionales que acudieron a informar sobre mi elección e inauguración del pontificado. Hice referencia a esta profesión como una vocación. Uno de los documentos más importantes de la Iglesia, sobre las comunicaciones sociales, declara que “es necesario que el hombre de nuestro tiempo conozca las cosas plena y fielmente, adecuada y exactamente” (Communio et progessio, 34), y proclama que cuando una información así viene facilitada por los medios de comunicación social “todos los hombres se hacen partícipes... de los asuntos de toda la humanidad” (ib., 19). Con vuestro talento y experiencia, vuestra competencia profesional, la necesaria inclinación y los medios que están a vuestra disposición, podéis facilitar este gran servicio a la humanidad. Y sobre todo, como lo mejor de vosotros mismos, queréis ser buscadores de la verdad, para ofrecerla a todo aquel que quiera oírla. Servid ante todo a la verdad, a lo que construye, a lo que mejora y dignifica al hombre.

(Juan Pablo II en su encuentro del 31 de enero de 1979 con los representantes de los medios informativos, México – Viaje a la Republica Dominicana, Mexico  y Bahamas)

jueves, 29 de agosto de 2024

Juan Pablo II al ambiente universitario

 

Queridos hijos que os dedicáis completa o parcialmente al sector universitario católico de vuestros respectivos países, y todos vosotros que, en cualquier ambiente universitario, estáis comprometidos en implantar el Reino de Dios:

— cread una verdadera familia universitaria, empeñada en la búsqueda, no siempre fácil, de la verdad y del bien, aspiraciones supremas del ser racional y bases de sólida y responsable estructura moral;

— perseguid una seria actividad investigadora, orientadora de las nuevas generaciones hacia la verdad, hacia la madurez humana y religiosa;

— trabajad infatigablemente para el progreso auténtico y completo de vuestras Patrias. Sin prejuicios de ningún tipo, dad la mano a quien se propone, como vosotros, la construcción del auténtico bien común;

— unid vuestras fuerzas de obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, de laicos, en la programación y realización de vuestros centros académicos y de sus actividades;

— caminad alegres e infatigables bajo la guía de la Santa Madre Iglesia, cuyo Magisterio, prolongamiento del de Cristo, es garantía única para no perder el justo camino, y guía segura hacia la herencia imperecedera que Cristo reserva a quien le es fiel.

Os encomiendo a todos a la Eterna Sabiduría: “esplendente e inmarcesible es la sabiduría; fácilmente se deja ver de los que la amen y es hallada por los que la buscan” (Sab 6, 12).

(Juan Pablo II en sudiscurso a los universitarios católicos de México – 31 de enero de 1979)

Elegidos por Dios en una historia incompleta

 Dios que es verdad y es amor se nos ha manifestado en la historia de la creación y en la historia de la salvación: una historia incompleta aún, la de la humanidad, que “aguarda impaciente a que se revele lo que es ser hijos de Dios” (cf Rm 8, 18). El mismo Dios nos ha escogido, nos ha llamado para infundir nueva fuerza en esa historia, ahora ya sabiendo que la salvación “es don de Dios, no viene de las obras, y que somos hechura suya, creados en Cristo Jesús” (Ef 1, 8-10). Una historia que es en los designios de Dios, también la nuestra, porque nos quiere obreros en su viña (cf. Mt 20, 1-16), nos quiere embajadores suyos para salir al encuentro de todos e invitarlos a entrar en su banquete (cf. ib., 22, 1-14), nos quiere samaritanos, que usan misericordia con el prójimo desvalido (cf. Lc 10, 30ss.).

(Juan Pablo II en su discurso a los seminaristas mayores, diocesanos y religiosos en el Seminario de Guadalajara – 30 de enero de 1979 – Viaje a la República Dominicana, México  y Bahamas)

sábado, 24 de agosto de 2024

El concepto cristiano del trabajo

 

Existe un concepto cristiano del trabajo, de la vida familiar y social que encierra grandes valores y que reclama criterios y normas morales que orienten a quien cree en Dios y en Jesucristo, para que el trabajo se realice como una verdadera vocación de transformación del mundo, en un espíritu de servicio y de amor a los hermanos, para que la persona humana se realice aquí mismo y contribuya a la humanización creciente del mundo y de sus estructuras.

El trabajo no es una maldición, es una bendición de Dios que llama al hombre a dominar la tierra y a transformarla, para que con la inteligencia y el esfuerzo humano continúe la obra creadora y divina..

(del discurso de Juan Pablo II a los obreros deGuadalajara, México, 30 de enero de 1979)

Contemplar: encontrar el modo específico de extender el Reino de Dios

El ser contemplativa no supone cortar radicalmente con el mundo, con el apostolado. La contemplativa tiene que encontrar su modo específico de extender el Reino de Dios, de colaborar en la edificación de la ciudad terrena, no sólo con sus plegarias y sus sacrificios, sino con su testimonio silencioso, es verdad, pero que pueda ser entendido por los hombres de buena voluntad con los que esté en contacto.

Para ello tenéis que encontrar vuestro estilo propio que, dentro de una visión contemplativa, os haga compartir con vuestros hermanos el don gratuito de Dios.

miércoles, 21 de agosto de 2024

El laicado católico y la “Iglesia domestica”

 

La salvaguardia, promoción, santificación y proyección apostólica de la vida familiar deben contar a los laicos católicos entre sus agentes más decididos y coherentes. Célula básica del tejido social, considerada por el Concilio Vaticano II como “Iglesia doméstica”, exige un esfuerzo evangelizador, para potenciar sus factores de crecimiento humano y cristiano y superar los obstáculos que atentan contra su integridad y finalidades.

Los “mundos” emergentes y complejos de los intelectuales y universitarios, del proletariado, técnicos y dirigentes de empresa, de los vastos sectores campesinos y poblaciones suburbanas sometidas al impacto acelerado de cambios económico-sociales y culturales, reclaman una particular atención apostólica, a veces casi misionera, por parte del laicado católico en la proyección pastora! del conjunto de la Iglesia.

(Juan Pablo II en sudiscurso delo 29 de enero de 1979 a las organizaciones católicas nacionales de México– Viaje a la Republica Dominicana, México y Bahamas)

"Un analfabeto es un espíritu subalimentado"

 

No es posible permanecer indiferente ante el grave problema del analfabetismo o semi-analfabetismo.

En uno del los momentos decisivos para el futuro de América Latina, hago un fuerte llamado en nombre de Cristo a todos los hombres y, de modo particular, a vosotros los jóvenes, para que prestéis hoy y mañana vuestra ayuda, servicio y colaboración en esta tarea de escolarización. Mi voz, mi súplica de Padre si dirige también a los educadores cristianos para que, con su aportación favorezcan la alfabetización y “culturización”, con una visión integral del hombre. No olvidemos que “un analfabeto es un espíritu subalimentado” (Populorum progressio, 35).

(Juan Pablo II en sudiscurso del 30 de enero de 1979 a los estudiantes del Instituto Miguel Ángel, dela ciudad de México – Viaje a la Republica Dominicana, México y Bahamas)

jueves, 15 de agosto de 2024

Asunción de María alegrémonos por su eterna gloria

 

“La que concibió en su seno virginal y trajo al mundo al Hijo de Dios, Verbo Eterno, experimenta hoy la perfecta glorificación del alma y del cuerpo en el tabernáculo de la Santísima Trinidad. Y nuestros corazones, como siempre, también hoy, pero hoy más que nunca, se dirigen a Ella con toda la sencillez y la confianza de los niños. ¡Alegrémonos por la eterna gloria de la Madre de Cristo y Madre nuestra!”
(Beato Juan Pablo II – Ángelus viernes 15 de agosto de 1980 Solemnidad de la Asunción de la Virgen María)

sábado, 10 de agosto de 2024

Ser Pastores y Maestros de la verdad

 Como Pastores tenéis la viva conciencia de que vuestro deber principal es el de ser maestros de la verdad. No de una verdad humana y racional, sino de la Verdad que viene de Dios; que trae consigo el principio de la auténtica liberación del hombre: “conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Jn 8, 32); esa verdad que es la única en ofrecer una base sólida para una “praxis” adecuada.

Vigilar por la pureza de la doctrina, base en la edificación de la comunidad cristiana, es pues, junto con el enuncio del Evangelio, el deber primero e insustituible del Pastor, del Maestro de la fe. Con cuánta frecuencia ponía esto de relieve San Pablo, convencido de la gravedad en el cumplimiento de este deber (cf 1Tim 1,3-7; 18-20; 11,16; 2Tim 1, 4-14). Además de la unidad en la caridad, nos urge siempre la unidad en la verdad

(del discurso de JuanPablo II en la inauguración de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano,Puebla, México – 28 de enero de 1979)

El derecho a la paz y a la seguridad

 

Si vuestra misión es, en primer lugar, la defensa y promoción de los legítimos intereses de vuestras respectivas naciones, la interdependencia ineludible que vincula cada vez más en nuestros días a todos los pueblos del mundo, invito a todos los diplomáticos a hacerse, con espíritu siempre renovado y original, los artífices del entendimiento entre los pueblos, de la seguridad internacional y de la paz entre las Naciones.

Vosotros sabéis muy bien que todas las sociedades humanas, nacionales o internacionales, serán juzgadas en este campo de la paz por la aportación que hayan dado al desarrollo del hombre y al respeto de sus derechos fundamentales. Si la sociedad debe garantizar, en primer lugar, el disfrute de un derecho verdadero a la existencia y a una existencia digna, no se podrá desligar de este derecho otra exigencia también fundamental y que podríamos llamar el derecho a la paz y a la seguridad.

(Del discurso de JuanPablo II al Cuerpo diplomático acreditado en Méxicio – Viaje a la RepublicaDominicana, México y Bahamas – 26 de enero de 1979)

miércoles, 7 de agosto de 2024

Oracion a la Madre de Guadalupe

 Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso,

a Ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores,
te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor.
Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos,
nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

Comunion entre obispos, clero, religiosos y laicado

 

La comunión entre obispos, clero y religiosos construye la comunión con el laicado, que con toda la riqueza de dones y aspiraciones, capacidades e iniciativas, tiene un papel decisivo en la obra de evangelización del mundo contemporáneo. En la Iglesia pueden existir legítimamente diversos grados de conexión con el apostolado jerárquico, y múltiples formas de compromiso en el campo pastoral. De la aceptación cordial de todas las fuerzas de inspiración claramente católica y de su valoración en los planos de acción pastoral, sólo pueden derivarse ventajas seguras para la presencia cada vez más incisiva de la Iglesia en el mundo.

(del discursode Juan Pablo II al Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Italiana, 23de enero de 1979)