¡Jamás debemos olvidar que la oración es poderosa! O mejor: Nunca debemos infravalorar la amorosa generosidad con que Dios responde siempre a nuestras plegarias, aún cuando se parezcan a un frágil e inarticulado balbuceo, porque se las ofrecemos en el Hijo: con Él y por Él.
(de la Audiencia General del Papa Juan Pablo II el Miércoles 18 de enero de 1984)
(de la Audiencia General del Papa Juan Pablo II el Miércoles 18 de enero de 1984)
No hay comentarios:
Publicar un comentario