“Cristo ilumina en profundidad e individualmente el misterio del hombre. Individualmente y profundamente. y a la vez con cuánta delicadeza baja al secreto de las almas y de las conciencias humanas. Es el Maestro de la vida en el sentido más profundo. Es el Maestro de nuestras vocaciones. Sin embrago, El, precisamente El, el único, ha revelado a cada uno de nosotros, y revela continuamente a tantos hombres, la verdad de que «el hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega de sí mismo» (cf. Lc 17, 33; Gaudium et spes, 24).”
(De la homilía del Papa Juan Pablo II en la Festividad de la Presentación del Señor en el Templo - 2 de febrero de 1979)
(De la homilía del Papa Juan Pablo II en la Festividad de la Presentación del Señor en el Templo - 2 de febrero de 1979)
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