“Para una vida sacerdotal auténtica es absolutamente necesario tener clara conciencia de la propia vocación. El sacerdocio es don que viene de Dios, a imagen de la vocación de Cristo, sumo sacerdote de la nueva alianza: "Nadie se arroga tal dignidad, sino el llamado por Dios, lo mismo que Aarón" (Hb 5, 4). No se trata, pues, de una función, sino de una vocación libre y exclusiva de Dios que, como llama al hombre a la existencia, lo llama también al sacerdocio, con la mediación de la Iglesia.”
(del discurso del Beato Juan Pablo II a la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Clero - Viernes 22 de octubre de 1993)
(del discurso del Beato Juan Pablo II a la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Clero - Viernes 22 de octubre de 1993)
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