“La buena nueva del amor y la misericordia de Dios —la palabra de verdad, justicia y paz; la única que puede inspirar una vida digna de hijos e hijas de Dios—, ha de ser proclamada hasta los confines de la tierra. La Iglesia y el mundo esperan de los jóvenes una nueva luz, un nuevo amor, un nuevo compromiso para responder a las grandes necesidades de la humanidad.”
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