viernes, 8 de noviembre de 2013

Proclamación de Jesucristo

 “Al cabo de un siglo de extraordinario progreso, pero también de terribles tragedias humanas, la proclamación de Jesucristo —el mismo ayer, hoy y siempre (cf. Hb 13, 8)— no es sólo un deber de obediencia al mandato evangélico, sino también el único modo seguro de responder a la urgente necesidad de discernimiento moral y espiritual, sin el cual las personas y el mismo orden social se ven afectados por la arbitrariedad y la confusión.”

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