jueves, 11 de septiembre de 2014

"Jesús, poniendo en él los ojos, le amó" (Mc 10, 21).”

 “En todas partes los jóvenes se plantean problemas importantes: problemas sobre el significado de la vida, sobre el modo recto de vivir, sobre la verdadera escala de valores: "¿Qué he de hacer? ¿Qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?". Estas preguntas dan testimonio de vuestros pensamientos, de vuestras conciencias, de vuestros corazones, y de vuestras voluntades. Dicen al mundo que vosotros, vosotros los jóvenes, lleváis en vosotros mismos una apertura especial a todo cuanto es bueno y verdadero. Esta apertura, en cierto sentido, constituye una "revelación" del espíritu humano. Y en esta apertura a la verdad, a la bondad y a la belleza, cada uno de vosotros puede encontrarse a sí mismo; por este motivo en esta apertura todos vosotros podéis experimentar de alguna manera lo que experimentó el joven del Evangelio: "Jesús, poniendo en él los ojos, le amó" (Mc 10, 21).”

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